viernes, 3 de mayo de 2013


NACIONALISMO Y PROCESOS DE UNIFICACIÓN DE ITALIA Y ALEMANIA 

Concepto de nación

Los intelectuales fueron quienes contribuyeron a perfilar el concepto de nación. Los historiadores buscaron las raíces de la nación en el pasado, especialmente en la Edad Media; los filólogos investigaron sobre la lengua; los antropólogos diferenciaron las etnias; y los poetas, escritores y músicos ensalzaron el sentimiento de la patria. Así pues, elementos como la historia común, las costumbres, la lengua y, en ocasiones, la raza, se interpretaron como bases de las concepciones nacionalistas.
En la Edad Media y en la Edad Moderna la palabra nación designaba simplemente al grupo de personas nacidas en un mismo lugar y, bajo el poder de un mismo monarca, se reunían personas de distintos pueblos y culturas.
En el siglo XIX, el término nación adquirió una dimensión política, y muchos empezaron a reivindicar que las fronteras de los Estados coincidieran con las fronteras raciales, lingüísticas, históricas, etc. Las ideologías nacionalistas dieron lugar tanto a procesos de unión de poblaciones divididas (Italia y Alemania) como a desmembramientos de imperios que englobaban diferentes naciones.

La unificación italiana

Un mosaico de Estados y una lengua común
Desde la desintegración del imperio romano, la península Italiana había permanecido dividida en diversos Estados. En el siglo XIX algunas zonas de Italia estaban incluso bajo la dominación extranjera.
La existencia de una lengua común era la base de las peticiones de unidad. En todas las revoluciones de la primera mitad del siglo XIX se produjeron revueltas nacionalistas, pero no tuvieron éxito.
Finalmente, la iniciativa de la unificación partió del reino de Piamonte, en especial de su primer ministro Cavour, que logró que el emperador francés Napoleón III apoyara las demandas italianas.
El proceso de unificación
El proceso de unificación de Italia fue de carácter militar. En 1859 la armada franco-piamontesa derrotó en Magenta y Solferino a los austriacos, que cedieron Lombardía a Piamonte.
Una vez alcanzada la paz en el norte, el republicano Garibaldi, encabezando un ejército de voluntarios, los «camisas rojas», conquistó los Estados del sur. Entonces las tropas de Piamonte ocuparon la Italia central para impedir que Garibaldi entrara en Roma.
En 1861 se proclamó el reino de Italia, cuyo primer rey fue Víctor Manuel II, rey de Piamonte. Solo Venecia y los Estados Pontificios quedaban fuera del reino, al que se incorporaron en 1866 y 1870, respectivamente.

La unificación alemana

Antecedentes
El movimiento nacionalista alemán se fundamentó en la existencia de una lengua, una cultura y una raza comunes. Intelectuales como Herder y Schiller fomentaron la idea de la nación alemana.
En 1815 el territorio alemán estaba dividido en 39 Estados. El Congreso de Viena los agrupó en la denominada Confederación Germánica, que estaba presidida por Austria.
Como en Italia, el Estado más poderoso fue el eje de la unificación. Fue el caso de Prusia, que en 1834 organizó una unión aduanera, el Zollverein, y suprimió los aranceles comerciales entre 25 de los 39 Estados de la Confederación, dejando fuera a Austria. El avance del nacionalismo quedó patente en la revolución de 1848, cuando un Parlamento reunido en la ciudad de Frankfurt le ofreció la corona de una Alemania unificada al rey de Prusia, pero este no aceptó el ofrecimiento.
El nacimiento de una gran potencia
A partir de 1862 el rey de Prusia Guillermo I y su canciller Bismarck aceleraron el proceso de unificación, que se realizó por la vía militar. En 1866, tras la victoria sobre Austria en la batalla de Sadowa, Prusia creó la Confederación de la Alemania del Norte.
En 1870, tras la victoria sobre Francia en la batalla de Sedán, los Estados alemanes del sur se unieron a la confederación.
En 1871 nacía el imperio alemán, el II Reich, cuyo emperador fue Guillermo I. Alemania se convirtió en una nueva gran potencia.

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